Los Lakers han estado a punto de darse un respiro. Tras la dolorosa derrota en Miami, los de Redick necesitaban sacar una victoria como fuese del State Farm Arena, y se han quedado a muy poco de conseguirla. Concretamente, a los 7,4 segundos que faltaban para el final del partido cuando Trae Young anotó el triple que llevó el definitivo 134-132 al marcador.
Dicho triple llegó tras una caótica sucesión de eventos que solo podían conducir a un final caótico. El choque necesitó de una prórroga para dilucidarse dado que, en su primer intento de anotar el game winner en el tiempo reglamentario, Young recibió un tapón de Max Christie que llevó el duelo a los cinco minutos extra, y en estos, concretamente en los últimos 30 segundos, se desató el caos.
Los Lakers iban por delante en el marcador y tenían posesión para sellar el triunfo, pero Anthony Davis perdió un balón que dio a Dyson Daniels la oportunidad de irse solo hacia el aro al contraataque y anotar un mate que devolviese el liderato a los locales. O eso pensaba Daniels, quien, a diferencia del resto de los presentes, no vio a LeBron correr detrás de él como una locomotora y colocar un tapón tan salvador como milagroso. Un tapón tras el que, de hecho, la revisión arbitral dio el balón a los angelinos, que esquivaron así una bala y volvieron a encontrarse con posesión para matar el partido.
¿Y qué hicieron con ella? Pues más o menos lo mismo que la anterior. Esta vez no fue una pérdida directa, pero Atlanta logró rodear a Anthony Davis en cuanto recibió el balón para forzar un salto entre dos, y contra todo pronóstico Daniels enmendó su error anterior haciendo estéril la diferencia de altura y ganando una nueva posesión para los Hawks. Una en la que Young, que esta vez sí logró hacerse espacio aprovechando que la defensa visitante cerró demasiado a De’Andre Hunter cuando recibió el balón, no perdonó.
Partido sin precedentes
Trae no solo convirtió la canasta que dio a Atlanta su sexto triunfo consecutivo, sino que con este triple alcanzó los 31 puntos y los cinco aciertos desde el perímetro para firmar una actuación que nadie había logrado jamás. 30 tantos, 20 asistencias y 5 triples es una combinación estadística que jamás se había dado hasta esta madruga, lo que permite al base sublimar un tramo de calendario en el que está brillando más que nunca como generador para sus compañeros y al que ha puesto la guinda con una gran anotación.
Como aliados, contó con un Hunter que parece por fin estar explotando y convirtiendo en realidad el potencial que había mostrado a cuentagotas, autor de 26 puntos, y con Bogdan Bogdanovic, tan letal como siempre desde el banquillo con 20. No obstante, fueron en total siete los hombres de Snyder que terminaron en dobles dígitos, confirmando que esta es una plantilla profunda a la que por fin se está sabiendo extraer jugo.
Los Lakers, por el contrario, llegaron hasta donde llegó la inspiración de James y Davis, autores de 39 y 38 tantos respectivamente en otra actuación colosal no correspondida. Sabedores de la importancia de revertir la dinámica, ambos mostraron su mejor versión, pero no fue suficiente para romper la racha de unos Hawks que siguen confirmándose como sorpresa del momento. LeBron pudo evitarlo con un último triple a la desesperada, pero, tras convertir 6 de sus 10 intentos anteriores y de anotar la canasta que forzó la prórroga a falta de 13 segundos, no hubo más milagros para él.
(Fotografía de portada: Kevin C. Cox/Getty Images)