Por segundo año consecutivo me dispongo a escribir una de las series que más he disfrutado dando forma desde que formo parte de esta santa casa. Sí, vuelve la recopilación de secundarios que publiqué el año pasado y que al parecer tanto gustó a los lectores de nbamaniacs. Las pautas son sencillas: una persona por equipo que puede ir desde el alcalde de la ciudad hasta el utillero, seis episodios (dos semanales) con cada una de las divisiones que componen la NBA. Vamos allá.
New York Knicks – Rick Brunson
Secundario elegido el año pasado: Quentin Grimes
Contar con un jugador estrella que sepa ordenar e involucrar al resto sin dejar de generar desequilibrios a nivel individual tiene un valor incalculable en cualquier equipo. Pero este se multiplica en los conjuntos de Tom Thibodeau. El libreto ofensivo de un técnico especialista en trincheras es de una simpleza apabullante. Lo cual constituye una espada de Damocles en la cual el techo es tan alto como pueda alcanzar el talento individual y las sinergias que surjan entre las distintas piezas.
A este respecto, Jalen Brunson es una bendición. La facilidad con la que alterna protagonismo y segundo plano para dejar jugar es una bombona de oxígeno constante para el ataque a media cancha de los Knicks. Y, sin querer señalar a nadie, quizás el mejor movimiento de Leon Rose en la pasada offseason fuese allanar el camino con su primer gran fichaje: Rick Brunson.
Sí, Jalen comparte equipo con su padre, que comenzó a formar parte del cuerpo técnico de Thibs un par de semanas antes de iniciar la agencia libre. Ya sabéis, ese lapso de tiempo en el que se supone que no se puede establecer ningún contacto con el jugador en aras de acabar firmándole. Ni merece la pena mencionar el caso que hacen a la ley de tampering las franquicias NBA.
Efectivamente, los Knicks fueron sancionados por la NBA, quedando despojados de una segunda ronda del draft de 2025 (Un año más: hay que revisar los castigos o acabar con esta norma y chimpún). En el comunicado que publicó la liga se especifica que no hubo ninguna irregularidad relacionada con la llegada de Rick Brunson al Madison, pero poco importa cuando pocas horas después las filtraciones vaticinaron al dedillo los detalles del contrato que terminaría firmando el ex de Dallas.
Rick es un entrenador con amplia experiencia como asistente y probablemente una magnífica inclusión para el banquillo de Thibodeau. Pero el momento de su fichaje fue un “ya nos da igual todo” de manual. Y, por lo que sea, Jalen ha acabado siendo clave en la buena temporada de los neoyorquinos.
Boston Celtics – Luke Kornet
Secundario elegido el año pasado: Robert Williams III
“Mira este gigante caucásico que no para ni un autobús y un así forma parte de la rotación del mejor equipo de la liga ¡Qué gracioso!”
Aficionado medio de los Boston Celtics
Cuando todo eran sonrisas en los Celtics, Luke Kornet era un mal menor. Un alivio cómico a la perfección que el resto de sus compañeros protagonizaban noche tras noche mientras parecían practicar un deporte diferente al resto. En estas, una acción, casi un chascarrillo que repetir a modo de gag humorístico en todo este ambiente de disfrute pleno, se elevaba por encima del resto. Y nunca mejor dicho.
Soy incapaz de recordar si Kornet alguna vez ha punteado un triple en condiciones sin acudir a la jugada que le ha hecho famoso en esta liga. No voy a describirla, porque todos la conocéis:
Meses después, Boston ha dejado de divertirse tanto y lo de Kornet ha perdido la gracia. Sus parciales en pista fuera del tiempo de la basura son desesperantes, y sus salidas a cancha han dejado de dibujar una sonrisa en los aficionados verdes. Pero, ¿y lo bien que lo pasamos?
Toronto Raptors – Jakob Poeltl
Secundario elegido el año pasado: Chris Boucher
A veces, a 2+2 le da por ser 4. Los Toronto Raptors llevan años obsesionados con la alerización de sus quintetos y su juego. Sumar perfiles capaces de desarrollar casi cualquier cosa sobre una cancha de baloncesto por tamaño, físico y talento. Y, aunque algún día esto nos pareció revolucionario y quizás lo siga siendo, lo cierto es que llevar esta idea hasta sus límites ha derivado en un equipo sorprendentemente plano, especialmente en ataque.
Los Raptors son un equipo absolutamente dependiente del missmatch, que buscan sin la más mínima vergüenza a poco que tienen oportunidad hasta el punto de sentirse excesivo. De ahí que sean el décimo conjunto que más acude al aclarado y el séptimo que más ataques finaliza desde el poste, pero estén entre los seis equipos menos eficientes en ambas lides.
Sin embargo, los canadienses han sido mucho mejor equipo tras el All-Star que antes de este. Ganando el 56% de sus encuentros después de haber cosechado tan solo un 47% de victorias antes del parón. Y esta visible mejora se explica en gran parte porque Jakob Poeltl, que llegó a inicios de febrero desde los Spurs, ha simplificado todos los procesos en Toronto.
Ya se dejaba ver a inicios de temporada con Christian Koloko que los Raptors, si no mejoraban, sí fluían mejor con un cinco tradicional de bloqueo y continuación al aro en ataque y protección del hierro en defensa. Poeltl, obviamente, es un mucho mejor pívot que el rookie. Lo más notorio es el control del rebote defensivo. De permitir un 28,4% de capturas en su propio tablero (16º) a un 25,3% (4º).
Poeltl está empeorando los porcentajes del rival en un 4,2% en la zona restringida. Séptimo mejor entre los pivots que defienden más de siete de estas situaciones por encuentro. Curiosamente, han empeorado ligeramente en la defensa de la zona, en parte porque la seguridad que otorga el austriaco bajo el aro invita a una mayor agresividad de los exteriores y en parte porque, defendiendo en DROP, los equipos les castigan bastante la zona del floater. Aun así, siguen siendo el segundo mejor equipo de la liga defendiendo al manejador en el P&R y están por encima de la media frenando al que continúa.
Desde que llegase a Toronto, Poeltl está dejando los que serían sus mejores números de carrera en puntos, rebotes y robos, indicando este último que el colectivo también ha cambiado al individuo. Los Raptors continúan siendo un equipo más bien mediocre, pero quizás la idea de desecharlo casi todo que surgió en las semanas previas al cierre de mercado haya cambiado un poco al darse cuenta de que, en ocasiones, las cosas son más fáciles de lo que parecen.
Philadelphia 76ers – Montrezl Harrell
Secundario elegido el año pasado: George Niang
Existen argumentos, y no frágiles, para situar la actual temporada como la mejor que han vivido los Sixers desde que iniciasen The Procces en 2012 y eligiesen a Joel Embiird, Ben Simmons y compañía con el capital del draft obtenido por tan indecorosa empresa. No hace falta que dejéis en comentarios vuestra impresora necesidad de apuntar que no fue para tanto y que si Fulanito o Menganito tankea igual o más.
Por el camino, Doc Rivers quizás haya protagonizado su temporada más quirúrgica en lo que a rotaciones se refiere desde que entrena en Pensilvania. Ahora bien, ser el suplente de Joel Embiid sigue siendo un rol que otorga poco protagonismo. Cuando se hicieron con él en la pasada offseason, parecía que Montrelz Harrell podía aliviar los minutos sin el camerunés en pista a través de su energía y buen juego de pick-and-roll.
Sin embargo, la realidad pronto le situó en una media de 12 y, ya desde el pasado febrero, es mucho más fácil verle fuera de los encuentros por decisión técnica que participando en los mismos. Dado el volcánico temperamento del pívot, los Sixers pueden celebrar los pocos líos en los que Harrell se ha metido esta temporada. Excepto por un asunto.
Sí, el incidente de Giannis y la escalera. Uno de los momentos más bajos en la imagen pública del dos veces MVP. La imagen del griego derribando una escalera extensible corrió como la pólvora y todo Internet corrió a apuntarla como una falta de respeto a los operarios. Más tarde se desvelaría que todo era parte de un rifirrafe protagonizado por Montrezl Harrell, que casualmente andaba por allí. Al final la reputación de ambos quedó intacta. El de los Bucks con sus chistes de padre y el de los Sixers con su irritante forma de ser.
Brooklyn Nets – Mat Ishbia
Secundario elegido el año pasado: Eric Adams (Alcalde de Nueva York)
Este párrafo lo podría encabezar cualquiera de los secundarios que sobrevivieron para contar que ellos estuvieron presente en la debacle de los Nets. Los Seth Curry, Joe Harris, Nic Claxton, Cam Thomas… Sí, todos esos que tuvieron que escuchar de la boca de Kevin Durant aquello de “con esto no da”.
De hecho, si no fuese por el trágico desenlace final del proyecto, seguramente el elegido hubiese sido Yuta Watanabe, que dejó tramos espectaculares en la primera mitad de curso y es una debilidad personal. Pero resulta que Kyrie Irving y KD ya no son jugadores de Brooklyn y el equipo poco tiene que ver con el que comenzó la temporada.
Este ha sido un curso de dolores de cabeza renovados en la franquicia neoyorquina. casi se podían oír los pensamientos internos de Sean Marks y Joe Tsai gritar de agonía por la tortura a la que les ha postrado la inestabilidad de los dos últimos años. Irving fue el primero en dar el paso y, cuando al fin lo vieron lejos, una parte del propietario seguramente deseaba que su teléfono sonase.
Al otro lado de la línea estaba Mat Ishbia, nombrado aquel mismo 11 de febrero flamante dueño de los Phoenix Suns. Quería a KD a toda costa, y, a pesar de que las exigencias de la estrella no fuesen tan agresivas como lo habían sido en verano, en ciertas ocasiones hay que dejar las cosas ir. Puede que las oficinas de los Nets en esos días no fuesen una fiesta (tampoco un velatorio), pero seguramente sus trabajadores agradezcan poder volver a sus cabales.
(Fotografía de portada de Michael Reaves/Getty Images)