Entre dos aguas: Damian Lillard

El 26 de junio de 2014, los Cavaliers seleccionaban a Andrew Wiggins (el nuevo LeBron) en el primer puesto del Draft. Dos meses después, cerraban ...

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Por Enrique Bajo

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El 26 de junio de 2014, los Cavaliers seleccionaban a Andrew Wiggins (el nuevo LeBron) en el primer puesto del Draft. Dos meses después, cerraban un traspaso histórico a tres bandas por el que lo enviaban, junto a Anthony Bennett (número 1 de 2013) a los Timberwolves a cambio de hacerse con alguien de lo más codiciado por su certeza de rendimiento inmediato: Kevin Love.

Así, a cambio de sacrificar futuro, los Cavs se hacían con un Big Three que incluía a tres jugadores en plenitud (Lebron, 29 años, Love 25, Irving, 22) capaces de competir por todo y durante varios años. Fueron 4 Finales de la NBA consecutivas y un anillo de campeón. David Griffin le echó bemoles, se inventó un atajo en plena autopista y reventó la banca.

Los Portland Trail Blazers, equipo que podemos calificar como el mayor fracaso del Oeste en el curso 2022/23 (apuntaban a playoffs y acabaron terceros por la cola) acaban de draftear a Scoot Henderson en el puesto tres. Máximo candidato al ROY y el egresado, coinciden todos los portales, más preparado para rendir en la NBA desde el día de su debut.

Al otro extremo del tablero tenemos a Damian Lillard, quien está a menos de un mes de cumplir los 33 años. Su prime tiene las horas contadas (dos años más a lo sumo; no todos se añejan como LeBron), y en la actual plantilla de Portland no hay nadie salvo él capaz de liderar, en el corto plazo, una plantilla con aires de anillo. Quizás (y sólo quizás) también echaría un cable Afernee Simons en la faena.

Jerami Grant, la Gran(t)apuestano está tan mal tirada– de los Blazers tras la dura marcha de McCollum, se convierte este verano en agente libre tras renunciar el pasado mes de enero a una oferta de renovación de 4 años y 112 millones.

Vemos, por lo tanto, que negociar su continuidad (¿de verdad vale más de 30 millones al año?) requeriría un pastizal en Oregón. Pero no hay duda de que Grant (29 años) encarna esa clase de jugador (two-way, versátil, tenaz) que a todo equipo le gusta tener en un quinteto titular balanceado.

Juventud y carnaza

Del resto, sólo hay piezas carne de segunda/tercera unidad (Reddish, Thybulle, Knox, Nurkic, Eubanks, Winslow) para un equipo, repito, que quiera aspirar a algo grande. Y Lillard, hombre de una sola franquicia y leal como un Schnauzer, necesita poder ganar ya. En Portland o en cualquier otra parte.

Entre dos aguas: Damian Lillard

El siete veces All-NBA suma unas únicas Finales de Conferencia en once años en la liga. A diferencia de otros –como Chris Paul, que en su situación no se lo pensó y se fue en busca de pastos más verdes–, Lillard quiere triunfar con el equipo que lo seleccionó, pero la inoperancia de Portland ha sido, hasta la fecha, futilmente agotadora.

Y ahora se encuentra en una encrucijada. Shaedon Sharpe (pick 7 del Draft 2021) y el resto de seleccionados de este año (pues no sólo pinta increíble Henderson, sino que también son buenos fichajes Kris Murray y Rayan Rupert, picks 23 y 47), auguran un buen futuro pero no un presente inmediato.

No importan los niveles de optimismo: la actual plantilla de Porlantd en su mejor escenario no puede competir de tú a tú con proyectos como el de Nuggets, Warriors, Kings, Lakers, Clippers y apenas con Pelicans,Thunder o Mavs; y esto sólo en su conferencia.

¿Qué rumbo tomar?

Así pues, a bote pronto, los Blazers tienen tres opciones con Lillard: fichar, aguantar o buscar su traspaso.

1º.- FICHAR: imposible. No hay espacio salarial para tratar de tentar siquiera a alguno de los agentes libres que esperan sus ofertas en la FA. Los salarios de Jusuf Nurkic y Afernee Simons, junto al de Dame, claro, los ata terriblemente. Con esquivar el apron van listos. Pueden retener a Grant a cambio del susodicho pastizal por tener sus derechos Bird, pero ahí se acaba la magia, salvo que Joe Cronin, su GM, obre un milagro y se deshaga del contrato de Nurkic a cambio de algo estelar –pero es sólo un buen general manager, no David Copperfield–.

A priori sólo dispone de una mid-level exception de 12,4 millones y otra bi-annual de 4,5 para inventar.

Bueno… hay otro escenario: crear un asset atractivo y de futuro a cambio de talento veterano de impacto garantizado. Un ejemplo sería un paquete que incluyese a Anfernee Simons y Shaedon Sharpe. El perímetro seguiría en buenas manos con Lillard y Henderson y se lanzarían con todo a por esa pieza que revitalice el juego interior.

Y uno más: un sign-and-trade con Grant para mandarlo a ese equipo con overbooking de estrellas que no hayan cuajado entre ellas. ¿Kawhi? ¿Harris? ¿MPjr? ¿Brown? ¿Zion?. Lo sé, a mi también me cuesta ver algo de esto. Se aceptan sugerencias.

2º.- AGUANTAR: aquí es el playmaker quien tiene la posesión y le corresponde decidir si ha llegado o no la Dame Time y cuánto le queda en su reloj biológico para construir un proyecto ganador en torno a él como primera espada.

Por supuesto Lillard asume su cuota de responsabilidad (por no decir de culpa) en el momento en el que acepta ser remunerado como una leyenda (las cifras de su extensión del pasado julio por el máximo de veterano me dan escalofríos), y te eliges a tí por encima de un roster salarialmente más equilibrado y convirtiéndolo un destino sugerente para otras estrellas. Pero lo de Bosh, Wade y LeBron en Miami es cosa de otra época. Not gonna happen again. Todos quieren la totalidad del pastel.

Entre dos aguas: Damian Lillard

Ahora bien… ¿pueden explotar Henderson y Sharpe en un par de años y averiguárselas para convivir los tres en el backcourt, ‘colocar’ el contrato expiring de Nurkic y traer algo soberbio que les permita ir a por el título con un Lillard aún de 35 años? Sí… pero uno diría que demasiados what ifs.

3º.- TRASPASARLO: el valor de mercado de Lillard es muy superior al de Bradley Beal, tanto por rendimiento como por contrato, lo cual, salvo un negocio a tres bandas muy bien hilado, Dame daría con sus huesos en una franquicia que tendría que dar demasiado a cambio, volviendo al problema de ‘falta de estrellas’. Pero de hacerlo bien, sería el camino más recto para que el base se uniera a otros grandes nombres junto a los que presentar su candidatura al título.

En Oregón, ‘sensillito’, sólo deben encontrar la franquicia idónea cuyas prisas por ganar y su esquema de nóminas encaje con lo que la situación de Lillard demanda. Donde está Monchi cuando se le necesita.

En cualquier caso, si Cronin quiere marcarse con Lillard un Ujiri-DeRozan, el momento es ahora, pues el valor de su gran estrella no volverá a ser tan alto, devaluándose año a año como un superdeportivo nada más salir del concesionario.

Lillard no hará la cama

Parecería lo mínimo exigible cuando te van a pagar 270 millones en cinco años, pero como nos estamos acostumbrando a jugadores que, aún así, se amotinan contra sus pagadores o ejercen, de facto, de presidentes de operaciones sin titulación, pues uno asume que debemos agradecerle a Lillard su señorío y saber estar.

Esto decía en una conversación de hace un par de meses.

¿Hasta qué punto estás implicado en las decisiones de la dirección de Portland, siendo leal a ellos durante toda tu carrera?

No adopto una postura de poder, supongo. Si me preguntan algo, les doy la respuesta. Les digo lo que realmente pienso. No estoy ahí intentando tomar una decisión ni nada por el estilo. Hago mi trabajo. Si me presentan algo o me hacen una pregunta, doy una respuesta sincera. Intento no participar en el empoderamiento de los jugadores, porque ya hemos visto bastantes situaciones en las que tipos que estaban en su mejor momento y en la cima de su juego tenían ese poder y esa influencia, y cuando ya no estaban a ese nivel o en la retaguardia, la gente lo recuerda. Recordarán cómo usaste ese poder y cómo lo aprovechaste. Eso puede determinar tu salida. Puede afectarte hacia el final de tu carrera, no sintiéndote respetado o tratado de una manera que no representa el tipo de carrera que tuviste. Creo que, en esta época, hay que tener cuidado con cómo se maneja esa posición.

Si Portland acudiera a ti y te preguntara qué deberían hacer con la elección número 3 y el contrato de agente libre de Jerami Grant, ¿qué les dirías para convertiros en el equipo con calibre de campeón que quieres que sean?

Diría que ‘lo que ustedes crean que es lo mejor‘.


Enternecedor todo hasta que llegó el golpe de efecto y la confesión más sincera de Dame por la que el resto de la entrevista quedaba supeditada, sino directamente moría saco roto: “No estoy especialmente interesado en este debate de ‘a por qué jugador joven deberíamos ir’. Quiero tener ya la oportunidad de ganar».


Una semana para el comienzo del mambo

La agencia libre arranca el próximo 30 de junio y cualquier cosa puede pasar. Cronin aseguró hace dos días que ‘el gran movimiento’ que podían ansiar los fans de los Blazers se cumplía al escoger a Henderson en el draft, ya que además de un salario de novato –que lo hace compatible con otros fichajes que mejoren el fondo de armario– fue asertivo al señalar que Scoot «no es un chaval de 19 años al uso», y que la gente quizás no es consciente de lo preparado que está para rendir desde ya al lado de Lillard.

Aunque, por último, quiso añadir: «Todavía quedan varios movimientos por hacer. Hemos plantado muchas semillas. El objetivo ahora es sumar algunos jugadores veteranos que puedan continuar dando empaque al equipo. Hemos elegido buenos picks, tenemos buenos jugadores… tenemos mucho talento en este edificio. Ahora solo queda afinarlo y equilibrarlo para que esté listo para funcionar».

No sé, Rick. Me gustaría pero de veras que no sé.

(Fotografía de portada de Ezra Shaw/Getty Images)

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