Vince Carter tuvo una destacada carrera de 22 años en la NBA y ha sido el único de la historia en jugar durante cuatro décadas distintas. Anotó más de 25.000 puntos, formó parte hasta en ocho ocasiones del All-Star Game, fue Rookie del Año en 1999 y miembro del Segundo Mejor Equipo y Tercer Mejor Equipo NBA en 2001 y 2000 respectivamente.
Pero si por algo se le recuerda al ex jugador de Toronto Raptors o New Jersey Nets fue por su famoso Concurso de Mates del 2000, catalogado como el mejor de la historia. Carter, tal como ha reconocido, tenía preparada una actuación que finalmente descartó para ir improvisando sobre la marcha alentado por la adrenalina del público y compañeros allí presentes.
«Miré hacia las gradas y estaba a otro nivel en cuanto a entusiasmo y emoción por aquel momento», dijo Carter. «Sentí que la rutina que había preparado la noche anterior no iba a funcionar. Y me arriesgué. Estamos hablando de lo bueno, porque muchas cosas podrían haber salido mal… Solo quería mostrarle al mundo mi capacidad atlética», reconoció.
«Me sentí muy bien durante aquella noche. Después del primer mate, me invadió un gran nivel de confianza y mucha emoción. Y partir de ahí el cielo era el límite para mí», añadió.
Carter empezó fuerte con un molinillo en su primer intento que dejó a todo el mundo boquiabierto. Cabe destacar que nunca antes lo había intentado. Había crecido con ese movimiento, incluso lo había practicado el día anterior sin éxito. Pero en aquella noche mágica todo salió a pedir de boca.
«Lo intenté. Trabajé muchas veces en ese mate y apenas podía hacerlo en el entrenamiento de la noche anterior. Pero mi adrenalina estaba tan alta que me dije: ¿Sabes qué? Creo que puedo hacerlo. Y eso fue exactamente lo que pasó», destacó.
«Recuerdo haber recibido el balón con las manos sudorosas. Me acababa de operar, así que si miras las imágenes, verás que mi dedo estaba vendado. Y veía a todos mis compañeros con los que estuve en la universidad o contra los profesionales con los que jugué y la emoción en sus caras por lo que podía hacer», explicó.
«Así que me dije: Démosle un buen espectáculo», concluyó.
El otro jugador destacado de la promoción 2024 fue Chauncey Billups. Todo un número 3º del Draft que fue traspasado hasta tres veces seguidas en sus tres primeras temporadas en la liga, y al cual le costó encontrar su hueco, aunque al final la historia dijo que tenía que ser en aquellos Bad Boys 2.0 ganadores del anillo en 2004 ante los poderosos Lakers.
Después de pasar por Boston, Toronto y Denver, en el 2000 Minnesota Timberwolves le permitió ganarse un nombre en la NBA como jugador reserva. Y ya en el mercado de 2002 fueron los Pistons quienes apostaron por él, ofreciéndole un contrato por cinco temporadas.
Billups asumió los galones en la Motor Town para comandarles hasta en siete ocasiones consecutivas hacia los playoffs, y el tan ansiado anillo de campeón en 2004 después de imponerse por un rotundo 4-1 contra Los Angeles Lakers de Shaq, Kobe Bryant, Gary Payton o Karl Malone, entre otros.
«Ese ha sido mi viaje», dijo Billups. «Todos somos distintos. Y lo digo todo el tiempo. Desde el momento en el que me seleccionaron hasta hoy, sin duda este camino ha sido muy complicado. No había mucho tráfico, para ser honesto. No había mucha gente. Fui número 3º del Draft, cinco equipos distintos en cinco años… No estaba jugando mal. Solo fueron las circunstancias. Obviamente no lo estaba haciendo lo suficientemente bien. Pero es lo que es. Aprendí mucho durante ese viaje y simplemente todo aquello me formó», explicó.
Y junto a Carter y Billups, también estuvieron el ex entrenador Doug Collins; famoso por tener a sus órdenes a Michael Jordan durante su primera etapa en los Bulls, y también posteriormente en Washington Wizards; Herb Simon, antiguo propietario de Indiana Pacers; el recientemente fallecido Jerry West; el flamante jugador defensivo de los Lakers, Michael Cooper; el campeón con los New York Knicks Dick Barnett; o Seimone Augustus, una de las mejores jugadoras de la historia de la WNBA con cuatro anillos de campeona.
«Jerry West siempre estuvo ahí. Era ese tipo de personas que siempre te ayudaba a superar las cosas», señaló Michael Cooper. «El día que me enteré de su fallecimiento, fue sin duda uno de los más tristes de mi vida. Realmente le echo de menos. Pero, ¿sabes qué? La forma en la que continuamos su legado es a través de las cosas que nos enseñó y en la forma que vivimos», explicó.
(Fotografía de portada: Maddie Meyer/Getty Images)